lunes, 4 de noviembre de 2013

Relato. En ella descubrí mi sumisión.

En este post os dejo el relato con el que participé en el 2º certamen de relatos de la web ACA Bdsm.



Reunión con el director del departamento de marketing publicitario. Estoy al lado de ella; parece disimular bien, pero creo que está nerviosa y trato de calmarla con la mirada. 

Los acontecimientos se habían precipitado en los últimos días y apenas había podido adaptarme a los cambios. Cansado de mi anodina vida anterior decidí aceptar la proposición de trabajo que me hizo José, un antiguo colega de la universidad. Me apetecía cambiar de aires y la acepte, hallándome en poco más de una semana en una nueva ciudad, con una nueva vida y un nuevo trabajo. 

Los compañeros en general parecían buena gente y me acogieron rápidamente en el grupo. Enseguida congenié con la mayoría de ellos, salvo con Eduardo, que me pareció un tipo engreído, por lo que me limité a guardar las distancias con él para no tener problemas con los demás. 

Nuestra responsable de grupo era Victoria, una mujer amable pero muy estricta que me sorprendió desde el momento en que la vi. No era una mujer cualquiera y eso saltaba a la vista, desprendiendo un aura de misterio y atracción que la hacía aun más atractiva. Al principio me resultó realmente difícil concentrarme en el trabajo cuando estaba a su lado, por lo que tuve que realizar verdaderos esfuerzos para adaptarme a mi puesto. 

Una  mañana Victoria nos reunión a todos y nos comentó que la empresa había sido adjudicataria de un importante contrato de publicidad con la condición de entregar un primer boceto del proyecto en una semana. El plazo requería un esfuerzo importante por parte de todos y Victoria nos explicó que ese esfuerzo seria gratificado económicamente y con vacaciones adicionales para todos. 

La opinión generalizada fue positiva, salvo la esperada de Eduardo, que rápidamente dejo clara su postura. 

- No pienso hacer un minuto más de lo establecido en mi contrato; – espetó levantándose de la silla - bastante nos exprimes ya como para reírte las gracias durante más tiempo. 

- Nadie está obligado a nada – respondió Victoria. Tan solo os transmito una petición que me ha hecho el director del departamento. Creo que merece la pena hacer el esfuerzo durante estos días porque todos saldremos recompensados. 

- Bonitas palabras guapa – dijo despectivamente Eduardo – pero búscate la vida porque ni  yo ni estos vamos a hacer una hora más por ti. 

- Haz el favor de hablar solo por ti Eduardo – tenía que saltar, no podía aguantar más – aquí cada uno tiene voz y voto y a mí me merece la pena hacer el esfuerzo que pide Victoria. 

- Tú sabrás lo que haces Rubén – me respondió desafiante –pero atente a las consecuencias.

Dicho esto salió de la sala junto con varios compañeros que decidieron, mas por miedo que por asentimiento, compartir su postura. Los que nos quedamos decidimos aunar todos nuestros esfuerzos durante los días siguientes para sacar el proyecto en plazo. 

Durante esos agotadores días me enteré a través de mis compañeros que Eduardo había estado intentando intimar con Victoria al poco tiempo de llegar a esta a la empresa, pero que fue rechazado a las primeras de cambio y sin darle la más mínima oportunidad; algo que me pareció lógico; una mujer como ella nunca debería dar una oportunidad a semejante individuo. Merecía algo mejor.

En esos días el trabajo me unió un poco más al resto de mis compañeros, pero sobre todo a Victoria, llegando a enamorarme de ella, aunque en cierto modo creo que siempre lo estuve desde la primera vez que la vi. Esa impronta de mujer decidida que sabia en todo momento lo que quería y no dudaba en exigirlo me atraía cada vez mas. 

En cambio la relación con Eduardo se enquistaba cada vez más, y los rumores sobre su posible traslado e incluso despido rondaban por la oficina. Una noche al salir del trabajo me tropecé con él y con dos compañeros más en la calle. 

- ¿Qué tal Rubén? ¿Rindiendo pleitesía a la jefa?- me preguntó irónico. 

- Mas bien haciendo mi trabajo y parte del que deberíais estar haciendo vosotros – respondí de mala gana. 

- A pesar de estas insolencias reconozco que me caes bien; y por eso te voy a dar una nueva oportunidad de estar a mi lado – después de soltarme la charla me dio un sobre. Mira lo que tu  jefa hace cuando sale del trabajo. 

Abrí el sobre y saque varias fotos. En ellas se veía a Victoria enfundada en un vestido negro brillante y muy ceñido, calzando botas altas de tacón de aguja y con lo que parecía una fusta de montar a caballo. A su lado, de rodillas, un hombre desnudo y esposado. Parecía estar en una sala grande o un club, ya que en la foto se veía a más gente con indumentarias parecidas.

- Lo que haga Victoria en su vida privada no es asunto tuyo ni mío. Le dije entregándole de nuevo el sobre.

- A veces pareces un poco lelo Rubén – contestó sonriendo. La muy zorra es una dominatrix, y cuando se enteren en la empresa, que se enterarán, no le va a quedar otra opción que largarse; y adivina a quien elegirán para sustituirla.

La actitud de Eduardo me estaba encendiendo cada vez más.

- Como vuelvas a llamarla zorra te parto la cara en dos.

Dicho esto vi como Eduardo trataba de sacudirme un puñetazo, el cual rápidamente bloqueé para atacarle con un directo y hacerle caer de bruces.

Centrado en Eduardo, no reparé en sus compañeros, que me agarraron mientras él, ya levantado, aprovechaba para sacudirme. No se cuentas patadas y golpes me dieron, pero cuando estaba casi inconsciente, Eduardo me tiró el sobre a la cara.

- Vete despidiendo de tu trabajo inútil; cuando sea tu jefe lo primero que haré será darte boleto. Ah, y dile a esa zorra que dimita o estas fotos acabarán en el despacho del director.
Tardé varios minutos en poder incorporarme y caminar torpemente. Como vi que me iba a costar llegar a mi casa andando, decidí para un taxi. El conductor me vio la cara hecha un cromo pero solo se limitó a preguntar el destino.

Al llegar a casa me di una ducha rápida, me curé como pude las heridas y me senté en la mesa a pensar sobre lo ocurrido. Ojeé de nuevo las fotos. Victoria estaba impresionante con el vestido negro.

Por un lado me pareció un tanto extraña su afición; pero después de reflexionar unos instantes, llegue a una deducción transcendental. Si a Victoria, probablemente la mujer más inteligente e interesante que había conocido nunca, le gustaba la dominación, probablemente habría algo que a mí se me escapaba y que debía dar interés a esas prácticas.

Encendí el ordenador y busque información sobre dominación femenina, bdsm, femdom, bondage. Estuve casi toda la noche familiarizándome con términos como sano, sensato y consensuado, azotes, collares, límites, endorfinas, amas y esclavos, etc. Entre texto y texto remiraba las fotos de Victoria enfundada en cuero. Apunté títulos de libros de Jay Wiseman y José Luis Carranco.

Aproveché el fin de semana para recuperarme del todo y seguir documentándome sobre bdsm y femdom. Compré algunos libros y descargué algunos videos. Chateé en internet con gente formada y amable, siempre las hay, que me orientaron en el camino correcto. Cada vez tenía más claro el porqué de los gustos de Victoria, y algo comenzó a surgir en mi interior.

Apurando el domingo cogí el teléfono y llame a José. Estaba hecho un manojo de nervios.
Cuando el director del departamento de marketing entró en la sala ya estábamos todos sentados. El ambiente estaba enrarecido y los dos bandos se diferenciaban claramente. 

- Gracias a todos por venir – dijo el director. Os he convocado porque creo que en determinados momentos es necesario hacer algún ajuste en pro del bien común; y como sabéis, estamos plenamente inmersos en un proyecto que necesitamos salga adelante con los mejores resultados. Por ello, y muy a mi pesar, pero en base a las circunstancias y a las informaciones de que dispongo, no me queda más remedio que tomar esta decisión. 

Victoria se veía ahora aun más nerviosa. Sé que José habló con ella después de mi llamada, pero aun así no lo veía claro. 

- Eduardo – prosiguió el director. Te agradezco tus servicios durante estos años, pero tengo que pedirte que recojas tus cosas y te marches. Estas despedido. 

- ¿Me echas a mi? – gritó Eduardo exaltado.  Con todo lo que he hecho por esta empresa. ¿Y que pasa con la zorra dominatrix? Esa pervertida es la que debería largarse de aquí. 

- Que sepas Eduardo que no te echo a patadas de la sala por respeto a las mujeres que hay aquí. – respondió ofendido el director. Sal de mi vista ahora mismo. 

Victoria resoplo al ver a Eduardo salir de la sala. El director se aproximó a nuestro lado para intentar animarla. 

- Siento que hayas tenido que oír esto Victoria, y también siento lo que has tenido que pasar todo este tiempo. Afortunadamente un buen amigo me lo contó todo. En lo que a mí respecta lo que hagas en tu tiempo libre es cosa tuya y no me incumbe. 

- Gracias señor Director – respondió Victoria aliviada. 

Antes de irse el director se dirigió a mí. – Rubén, ¿partido el viernes como siempre?

- Claro José – contesté.

- O sea que tú eres su “buen amigo” – dijo Victoria. 

- Sí – le respondí. No soy ningún superhéroe, pero no aguanto las injusticias. Si me das unos minutos te lo cuento todo; en cierto modo creo que te debo esa explicación. 

- Te los doy – contesto – pero en la cafetería. Necesito salir de aquí.

Durante ese café le conté a Victoria todo lo que me había sucedido desde que llegue a la empresa y la conocí. Mi encontronazo con Eduardo, las fotos, las noches interminables buscando información sobre bdsm. 

- Llegado a este momento no voy a negar lo que creo que ya sabes – le comenté mas con el corazón que con la cabeza. Siempre me he sentido atraído por ti, desde el primer momento; y por eso cuando Eduardo me tiró esas fotos y te vi en ese club comprendí que esas prácticas tenían que tener algo especial, algo único y singular si tu las realizabas. He pasado varios días documentándome sobre el bdsm, femdom, bondage, etc, y se por qué son especiales para ti;
Victoria me escuchaba atentamente mientras seguía mostrándole todos mis sentimientos. 

- Son especiales por lo vínculos que se crean entre amas y sumisos, entre el placer y el dolor, entre un azote al que solapa una caricia, por un abrazo hecho con cuerdas o por una lágrima derramada al traspasar los límites. Sé que probablemente no tenga derecho a pedirte esto; nunca he realizado estas prácticas y apenas llevo cuatro días familiarizado con todo este mundo, pero ¿me harías el honor de aceptarme como tu sumiso? Querría recorrer el camino la sumisión y nadie mejor que tú para acompañarme. 

Mientras le hacia la pregunta mas difícil que no había realizado nunca me había puesto de rodillas junto a ella. En ese momento todo el bar nos estaba mirando y ella me levantó rápidamente. 

- Rubén; te agradezco todo lo que has hecho por mi estos días – me respondió inalterable – han sido días duros y contar con tu ayuda ha sido un apoyo importante para mí. En relación a tu proposición, ahora mismo no tengo nada claro, como comprenderás todo esto has sido un duro trago para mí y ahora mismo solo quiero desaparecer durante unos días. Solo puedo decirte que me lo pensaré y te haré saber mi respuesta, pero ahora mismo no te garantizo nada. Si me disculpas tengo que dejarte. 

Pasaron varios días desde esa conversación en los que no volví a ver a Victoria. Un día llegué al trabajo y José me comunicó que Victoria había estado con él para presentarle su dimisión. 

Al parecer todo lo acontecido con Eduardo había pesado en su decisión. Quería comenzar una nueva etapa laboral y personal.

Las palabras de José cayeron como una losa sobre mí, y al llegar a mi despacho apenas reparé en el sobre que había sobre mi mesa. Era de ella. Al abrirlo, nervioso, encontré un collar de perro en el interior. Llevaba una placa con las letras r{V}. Además había una nota; una dirección y una declaración de intenciones que decía así.

- Este es el primer paso en tu nuevo camino. Una camino que no será fácil, pero en el que siempre me tendrás a tu lado.

Cogí el collar y lo ajusté al cuello; comenzando así mi nueva vida en sumisión.

5 comentarios:

  1. Elegante y sexy. Simplemente maravilloso.
    Enhorabuena por tan magnífico relato.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por el comentario esclavoguerrero. La verdad es que una vez metido en este mundillo y si te gusta escribir en seguida encuentras inspiración.

      Saludos.

      Eliminar
  2. Me encanta, un buen comienzo para la historia jeje!

    ResponderEliminar
  3. que bueno elliot......superior!!!!!!

    ResponderEliminar